En los dos nuevos ensayos de cebo de terneros que iniciamos dentro del Grupo Operativo VACUSOS vamos a poner a prueba nuevas estrategias nutricionales que nos permitirán incrementar la eficiencia de los piensos utilizados a través de la nutrición de precisión.
Los rumiantes pueden aprovechar la energía de los forrajes gracias a la flora ruminal, que fermenta las fibras produciendo ácidos grasos volátiles y es capaz de fijar nitrógeno, incluso inorgánico como la urea, para transformarlo en proteína. El problema es que cuando formulamos un pienso o ración para un rumiante esta ha de alimentar simultáneamente a la flora ruminal y al propio animal.
Del total de proteína (nitrógeno) suministrado a un ternero, una parte importante será utilizado por la flora del rumen y transformado en proteína microbiana, mientras que otra parte pasa directamente al intestino. A partir del abomaso, el rumiante se comporta como monogástrico, fragmentando la proteína en oligopéptidos y aminoácidos que son absorbidos en el intestino para posteriormente cubrir las necesidades de mantenimiento y crecimiento del animal.
Los piensos en prueba, diseñados por De Heus Nutrición Animal, están formulados de acuerdo con la proteína que va a llegar al abomaso, denominada proteína metabolizable, y teniendo en cuenta que las necesidades de todos los aminoácidos esenciales han de estar cubiertas (proteína ideal).
Esto supone un cambio radical de estrategia: nos olvidamos del viejo concepto de proteína bruta y tenemos en cuenta la proteína realmente aprovechada por el animal.
Con ella, vamos a conseguir un triple objetivo: aumentar la eficiencia de los piensos, reducir el nitrógeno excretado en heces al medio ambiente y disminuir el riesgo de problemas digestivos, especialmente clostridiosis, al limitar el nitrógeno que llega a las partes distales del intestino donde estos microorganismos están presentes.